Esta Asociación, nacida en Barcelona, lleva 13 años realizando proyectos de verano en Sabana Yegua. En este artículo nos cuentan la emocionante experiencia del verano que acabamos de vivir.
Nuestra experiencia comenzó en Madrid, donde, por circunstancias ajenas a nosotros, el grupo de voluntarios de “Sonríe y Crece 2023” tuvimos que postergar una semana nuestra llegada a la República Dominicana. Finalmente, el 15 de julio llegamos a Sabana Yegua, que sería nuestro hogar durante el mes y medio siguiente.
La llegada fue apasionante, llena de vida, con el cariño de toda una comunidad. Nuestro primer contacto con el pueblo fue ser recibidos por la Parroquia de La Sagrada Familia. Poco después fuimos descubriendo y redescubriendo los sitios en los que luego se forjarían gran parte de nuestros recuerdos: la Escuela del barrio de San Francisco, la cancha, el centro de acopio de plástico, el canal, los distintos barrios del pueblo… Todos tomaban de su tiempo para hablar con nosotros, ya fuera conociendo Barrio Blanco, San Francisco o Barrio Nuevo. Esa primera semana ya notábamos la cercanía de los niños, pero también de los más mayores. Para los más veteranos de nosotros, los primeros días estuvieron cargados de nostalgia, cada reencuentro con las familias de Sabana Yegua era pura felicidad. Los más novatos empezábamos a saborear la cultura dominicana, la alegría en los pequeños momentos y la sencillez de compartir con los demás tu día a día. Desde esa primera semana pudimos comprender que “Sonríe y Crece” tiene su hogar, su gente y su corazón en Sabana Yegua.
Algo apresurados por la falta de tiempo, la primera semana ya comenzamos con la formación de monitores. Destinada a muchachos mayores de 14 años y con un espíritu transformador, tratamos de inculcarles los valores del buen monitor, siempre pensando en hacer felices a los niños de sus pueblos. Estos monitores son parte fundamental del “veranito”. Se trata de organizar juegos y actividades lúdicas y formativos para los niños, que tienen lugar por las tardes en los espacios abiertos que muy amablemente nos cede la parroquia. “El veranito” se lleva a cabo tanto en Sabana Yegua como en el pueblo llamado “El Km 15”. Es por eso que en esta primera semana juntamos monitores de ambos lugares y ellos mismos se vieron ante la oportunidad de crear lazos de amistad.
A partir de la segunda semana de nuestra estancia, comenzamos la rutina de nuestro voluntariado. Cada día, a las 9 de la mañana, daban inicio las clases en la Escuela de San Francisco y por las tardes, con la ayuda de los monitores, los niños disfrutaban del “veranito”. Al final de los juegos, cerrábamos la tarde merendando juntos, niños y monitores, a la vez que comentábamos qué tal había ido el día. Inmersos en un ritmo frenético, nos llenaba de felicidad acompañar a los niños, ver en sus sonrisas y gestos hacia nosotros… la recompensa de tanto esfuerzo. Los días se pasaban rápido, todo era muy intenso e incluso los ratos libres nos pedía el cuerpo salir a las calles, ser parte de Sabana Yegua.
De manera paralela, “Sonríe y Crece” desarrolla otros proyectos, más allá del educativo, siempre con el objetivo de ayudar y colaborar con el pueblo de Sabana Yegua. Por un lado, “Sonríe y Vida” es nuestro proyecto sanitario, fundamentalmente con la divulgación y la acción directa. Se imparten charlas sobre buenas prácticas en el ámbito de la salud y primeros auxilios, así como se realizan acciones a pie de calle, en las que los voluntarios con formación sanitaria recorren el pueblo ayudando a quien lo pueda necesitar. Por último, se entregan botiquines en los pueblos en los que actuamos, tratando de favorecer también a las comunidades más marginadas. “Sonríe y Vida” es un proyecto fundamental y nuestro objetivo es ampliar estas acciones de cara al futuro como, por ejemplo, aumentando nuestras visitas al centro de fisioterapia y rehabilitación que la Parroquia tiene en el pueblo.
Por otro lado, en “Sonríe y Construye” el objetivo principal es desarrollar los proyectos que ya hace años se van realizando: colaborar con Recicla+ en el centro de acopio de plástico y concienciar sobre el reciclaje y sus beneficios, creando la semana del reciclaje en la escuela. Al mismo tiempo, este año se ha trabajado en diseñar la reforma de la farmacia del centro de salud, en impartir charlas más avanzadas a monitores sobre el reciclaje y en llevar a cabo acciones a pie de calle por las zonas que más nos lo requerían. En estas acciones tratamos de aconsejar sobre buenas prácticas constructivas y soluciones para preservar las viviendas ante las inclemencias del clima, siempre apoyados en un manual de construcción elaborado por uno de nuestros voluntarios, que pretendemos poder divulgar en un futuro.
Tras mes y medio de haber vivido una de las experiencias más enriquecedoras y transformadoras que un joven (como nosotros) puede disfrutar, solo tenemos palabras de AGRADECIMIENTO al pueblo de Sabana Yegua. Gracias por introducirnos en vuestro día a día. Gracias por abrirnos las puertas de vuestras casas cuando de primeras éramos simples forasteros. Gracias por apoyarnos cada mañana y sentirnos empujados para hacer de Sabana Yegua una de las comunidades más prosperas de toda la provincia de Azua. Gracias por educar a vuestros hijos en una amabilidad digna de los mayores actuadores del cambio. Gracias a los niños por su increíble afán de pedirnos mantener el optimismo ante todo y de paso, regalarnos un baile o una sonrisa.
Nos llevamos en el recuerdo memorias imborrables y nos vamos con el deseo de volver lo antes posible. ¡Nos vemos en un abrir y cerrar de ojos!
Este año la asociación barcelonesa Sonríe y Crece ha cumplido su décimo aniversario, y en el marco de esta celebración nos han hecho llegar la siguiente carta. "Es, nos dicen, una carta de agradecimiento de diez generaciones de jóvenes de Sonríe y Crece a la Comunidad de San Pablo, y en especial a todos sus miembros que han pasado por la República Dominicana".
Con curiosidad e ilusión por poner lo aprendido al servicio de una sociedad necesitada, y en especial a sus niños y niñas, un pequeño grupo de jóvenes universitarios barceloneses se trasladó hasta Sabana Yegua en el verano de 2009. Acudían en respuesta a la invitación de la Comunidad de San Pablo, establecida en el pueblo desde hacía varios años.
Empezaron por jugar, y utilizaron los juegos como herramienta imprescindible para comunicarse con los niños y niñas. A través de actividades lúdicas promovían aspectos simples del día a día a cientos de niños y niñas: compartir, esforzarse, trabajar unidos, respetar.
Conscientes de la energía que requería esta labor, y decididos a convertirla en un proyecto sostenible que los chicos y chicas locales pudieran liderar, crearon una asociación de jóvenes, Sonríe y Crece.
Año tras año, nuevos jóvenes universitarios se unen a la tarea de Sonríe y Crece. Hoy ya son diez generaciones, y más de tres proyectos base en los que se promueve la educación, la salud y el medio ambiente en varios pueblos de la región de Azua, al sureste de la República Dominicana.
La Comunidad de San Pablo ha estado presente durante todo este proceso. Su espíritu de acogida y dedicación han sido nuestras raíces en Sabana Yegua. Con su conocimiento nos han guiado, y también nos han dado el espacio para crear y madurar nuestros proyectos. El ejemplo de amor de la Comunidad de San Pablo nos ha ayudado a crecer, tanto a los miembros de Sonríe y Crece como a los cientos de niños y niñas dominicanos que han pasado y continúan pasando por nuestros juegos.
Esta es una carta de compromiso y amistad. Aunque las generaciones de jóvenes que se unen a Sonríe y Crece vayan sucediéndose año tras año, seguimos unidos por un objetivo común.